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Filiberto Ntutumu Nguema |
28 de diciembre de 2018
Malabo, 26 de diciembre. En Timbabé, barrio
en el que reside Filiberto Ntutumu Nguema, político, académico, y actual rector de la Universidad
Nacional de Guinea Ecuatorial (UNGE), ha sucedido un hecho cuanto menos
insólito.
El suceso comenzó con un hecho aparentemente fútil.
Un vecino del académico, de unos 13 años de edad, tuvo un enfrentamiento con
uno de los trabajadores del mismo, el cual golpeó al chico en la cabeza con un
palo; el chaval, a su vez, cogió una botella y le devolvió el golpe.
Lo que podía haber sido un altercado de
carácter violento, pero sin mayores consecuencias, se complicó sobremanera
cuando Ntutumu irrumpió abruptamente en la casa del vecino con su séquito de
trabajadores, deteniendo al chico y trasladándole al patio donde le propinaron
una gran paliza. De hecho, en estos momentos, el chico de 13 años se halla
ingresado en el hospital con dos costillas rotas, múltiples contusiones y heridas
de diversa consideración.
El tratamiento hospitalario que se debería
iniciar para curarse de sus heridas, le supone un desembolso inicial de 70.000
francos cfas, importe imposible de sufragar por el joven, debido a sus escasos
recursos.
Sorprende esta violencia, máxime cuando la
responsabilidad de la misma es de un académico, al que se le supone que la
razón le guía por encima de los instintos más primarios. Si a este aspecto, se
le suma la pobreza y precariedad de la situación de la víctima, el episodio es aún
más truculento.
¿Y cómo va a responder la justicia guineoecuatoriana ante este hecho? ¿Va a hacer justicia o va a hacer caso omiso a las lesiones de la víctima?
En un país donde la justicia, la impunidad y la corrupción brillan por su ausencia, lamentablemente la respuesta es más que obvia.
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