sábado, 1 de septiembre de 2018

¿QUIÉN MANDA HOY EN GUINEA?, Por José Eugenio Nsue


Jose Eugenio Nsue



DIARIO UTAMBONI; 01- Septiembre-2018

 Hablar de Guinea Ecuatorial de manera objetiva se nos escapa a muchos por falta de estadísticas, estudios sociológicos, una prensa fiable digno de ese nombre; los guineanos nos hemos acostumbrado a hablar de oídas, "les ont dit" y,  a través de la "radio macuto" se sabe de todo lo que en el país ocurre a diario y así, desde que la 'familia real de Akoakam' se apoderó de la presidencia del país allá en 1979 se sabe que no sólo mandaba el que se atribuye y le otorgan el hecho de haber derrocado a su tío, ingrato el sujeto, Macías Nguema Biyogo por medio de un golpe de Estado, Obiang Nguema Mbasogo; también mandaba junto con él: su otro tío Fructuoso Mba Oñana de tal forma que ese otro cafre y asilvestrado gozaba de impunidad absoluta y tenía la licencia para matar, torturar, violar, apropiarse de los bienes ajenos, etc sin tener que rendir cuentas ante nadie simplemente porque era el tío del dictador. Todos los guineanos mayores de 40 años saben de lo que aquí afirmamos.

 Desde finales de la década de los ochenta, cuando el rey Obiang I de Akoakam terminó de instalar y encumbrar en todos los puestos estratégicos de poder en el país a todos sus familiares, Guinea Ecuatorial se volvió aún más anárquica; por un lado los primos (los Nguema Mba, Ndong Ona...) tenían su propia 'administración', sus propios presos y su propio tribunal dentro del país; no había juez ni ministro que podían mirarles a los ojos. La reina madre Constancia Mangue Nsue Okomo Obiang, su madre, sus hermanos y tíos tenían su cuota de poder, su propia administración, sus propios presos y su propio presupuesto general del sub Estado, a parte de su propio tribunal de justicia al margen de tal manera que todos los miembros de esa familia política de la monarquía han gozado de impunidad y licencias para hacer lo que les salen de las narices. Los hermanos del rey Obiang I (Armengol Ondo Nguema, Antonio Mba Nguema, María Luisa, Omomoan, Efusila...); los sobrinos, hijos, yernos como los Edjo, Tontorín, Gabriel, Anita Mbasogo, Tito Gariga...; los suegros, suegras; cualquier miembro o pariente del dueño de Guinea ha tenido desde siempre su parcela de poder y no hay ninguna otra autoridad que podía frenar ni parar a toda esa camada si no era el mismo patriarca.

Cuatro décadas después el caos en Guinea Ecuatorial ha crecido exponencialmente. Ya no sólo goza de total impunidad los parientes, familiares y allegados del sátrapa Obiang FOREVER sino todo aquel osado y sinvergüenzas que se acopla en ese panal de chupópteros quienes se creen inmunes, impunes e intocables y que se mueven como buitres o hienas por toda Guinea sembrando el terror, el llanto y la desolación.

Desde hace más de 10 años Guinea Ecuatorial se ha convertido en un Estado sin ley; cualquiera que ocupa u ostenta un trocito de poder hace lo que quiere. Desde un simple presidente de PDGE de Consejo de poblado de una aldea de quinto pino pasando por un alcalde analfabeto de un municipio inventado, un delegado del Gobierno, gobernador provincial, director general, secretario de Estado o ministro delegado...manda, obliga, encarcela y prohíbe todo cuanto se le antoje sin que nadie puede pararles y siempre lo hacen al margen de la ley ya que en ese país las leyes sólo existen en los papeles; no cuentan ni se aplican; hasta cualquier distraído vestido de militar o policía es capaz de torturar, extorsionar o privar de libertad a cualquier persona que no  pertenece al sindicato del crimen organizado, el PDGE.

Coloma Mbengono, alcaldesa de Malabo lleva años mangoneando a los vecinos de esta ciudad; si no les expropia sus viviendas y terrenos, les impone impuestos revolucionarios; si no les desaloja a las pobres vendedoras de los mercados para que vayan a alquilar los puestos de su propiedad, les destruye sus chabolas con la excusa de ¿limpiar? la ciudad cuando es la capital de toda África más sucia. Mientras todo eso lo hace esta "señora" desalmada nadie le ha podido decir que así no sé puede tratar a las personas. No se sabe nada de la 'sagrada familia de Akoakam'; ni del rey-padre, ni de la reina-madre, ni del príncipe-hijo-heredero; ¿siguen estos viviendo en el país? ¿Son todavía los que gobiernan Guinea? ¿A qué se dedican en su tiempo libre que son todo?

El ministro delegado de justicia, primo de la reina-madre de Akoakam y cuñadísimo del rey-padre, Juan Oló Mba, tiene secuestrado el 'Ilustre colegio de abogados de Guinea' donde nadie le había votado sino que fue aclamado, según comentan, autoproclamándose su presidente de forma fraudulenta porque ni convoca elecciones ni respeta la ley de incompatibilidades que prohíbe a los miembros de Gobierno ocupar o simultanear otras responsabilidades; dicta órdenes de detención contra los magistrados, los mete a la cárcel sin mandamiento judicial y ordena torturarlos y uno de los magistrados, José Esono Ndong Bindang, es asesinado como un animal y nadie dice nada; todo sigue como si nada hubiera pasado. El susodicho sigue haciendo su vida como el resto de los miembros de la 'familia real de Akoakam' a lo grande sin darse por aludido.

En Bata, el pistolero director general de tráfico, Jesusín, está sembrando terror y pánico en las calles de dicha ciudad parando todos los coches; todos, no; no para los de su gente, el PDGE, sino los de de los simples ciudadanos que quieren ir en sus quehaceres y los pocos taxistas que permiten circular; pistola en mano, este sujeto sale para cazar a todos los que osen de ir en coche y tienen la desgracia de pasar donde tiene montado su cuartel mobil; dispara a algunos, embiste a otros con sus todoterrenos destrozándolos, persigue a otros ciudadanos como en una película policíaca hasta sus domicilios y luego les multa, les obliga a pagar las balas con las que les ha querido matar o con las que ha reventado las ruedas de los coches, les exigen que paguen los daños de su coche después de haberles destrozado los suyos, les multan y hay que darle el dinero sin impresos de multa y encarcelan a los "infractores". No se tiene el  número de guineanos que habrían muerto por culpa de este elemento ni los coches rotos por él.

Guinea Ecuatorial es el único país del mundo en el que un director general de tráfico en persona deja su despacho y sale a montar controles en las carreteras, cobra las multas en metálico sin impresos de pago; fija las cantidades que han de darle; pasea con una arma desenfundada y hace uso de ella impunemente en un país en el que atropellan mortalmente a las personas y no se presenta ningún agente de tráfico para levantar un simple atestado ni mucho menos darse con los infractores. Es más grave en Guinea tener un coche sin algún documento de tráfico que matar, atropellar o embestir a alguien.

Ahora más que nunca el país se ha convertido en un Sodoma donde todos y cada uno de los miembros del sanguinario régimen de los Obiang FOREVER hacen y deshacen a su antojo; unos se dedican a llevarse contenedores de dinero al exterior; otros llevan los aviones del Estado a sus juergas y los abandonan en cualquier lugar; unos vetustos octogenarios corrompiendo a las menores con embarazos por violación si no terminan asesinadas o sometidas a vejaciones y prácticas satánicas y sádicas; suegras que se dedican a apropiarse de los terrenos y fincas ajenos sin indemnización; gobernadores y delegados gubernativos apaleando a inocentes y paupérrimos aldeanos, multándoles o con encarcelamientos... sin que el que había mandado el país con mano de hierro los cuarenta últimos años dijese que esta boca es mía, ni un gesto en favor de todos los que están sufriendo estas atrocidades ya no digamos algún gesto del que dice ser el sustituto heredero ni la reina-madre. El país está en manos de unos humanoides que están determinados a vaciarlo de todos los bienes y de personas; vaya si lo están consiguiendo. Y mientras todo eso ocurre en el país, algunos listillos están tirándose los trastos sobre las cabezas; descalificándose y otros diciendo quién no puede ser presidente en Guinea como si fueran Pitia, la sacerdotisa de El Oráculo de Delfos, en lugar de clamar contra la que está cayendo en el país.

Armengol Ondo Nguema, el hermanísimo, también desaparecido del combate, decía en su tiempo de gloria: "Amiguito, si te encarcela mi hermano, yo te puedo liberar pero, si yo te encarcelo, ¿quién podrá liberarte?". Hoy en Guinea, en vez de un Ondo Nguema, ya son cientos de miles Ondo Nguema. ¡Virgen Santísima! ¿Qué hemos hecho los guineanos para merecer esto?

Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?

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