¿DE QUÉ Y CÓMO MUERE LA GENTE EN GUINEA ECUATORIAL, Por José Eugenio Nsue
"La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos"(Antonio Machado, poeta español, 1875 - 1939).
Es cansino repetir y solemnizar una obviedad como diría el sabio Felipe González Márquez, uno de los pocos políticos con sentido común que se están quedando en el espectro político español, de que la muerte es una de las dos realidades irrefutables e inherentes a toda la existencia, junto con el nacimiento; todo lo que nace muere, todo lo que tiene un principio, tiene un final; es la ley de vida, una ley natural, por ella todos los seres vivos absolutamente estamos llamados a pasar, la llevamos con nosotros, está en nuestro ADN. Las personas como cualquier ser vivo no nos escapamos de esta inevitable e implacable realidad; mueren los fetos antes de nacer, mueren los bebés recién nacidos, mueren los niños como también los jóvenes, mueren los adolescentes también mueren los maduros y viejos; mueren los enfermos y también mueren los sanos, mueren los negros como lo hacen los blancos, amarillos y cobertizos; los pobres mueren como mueren los ricos, los feos mueren pero también mueren los guapos; mueren tanto los europeos como los americanos, asiáticos, oceánicos y los antárticos por lo tanto, nadie discute el hecho de la muerte porque sabemos que es una realidad inevitable; la cuestión está en cómo se muere la gente y de qué. Aquí sí que hay diferencias, matices, sospechas, quejas, muchas quejas que había que tener muy encuenta.
En nuestro país, la República de Guinea Ecuatorial, donde el uso torticero y adulterado del lenguaje hace imposible que se pueda explicar y razonar coherente-mente sobre cualquier tema o hecho, no hay manera de que los gobernantes, sus expertos y asesores expliquen al mundo y a la población qué es lo que está pasando para que la gente se muera como se muere hasta llegar a cobrar cada vez tintes apocalípticos, dimensiones catastróficas.
Nos hemos acostumbrado oír antes que la causa de las muertes era la brujería; cuando uno moría ya sea en el poblado en sus casas, lo habitual, como en los mal llamados hospitales, la respuesta de la causa de las muertes era la misma: "fulano o fulana ha muerto por/de la brujería"; "alguien le ha matado a través de una conjura", y tan tranquilos se quedaban los familiares. Ahora, con el régimen de alegre memoria, la causa de las muertes ha pasado a ser: 'por la enfermedad que venía padeciendo'. Para llegar a esa conclusión no hace falta que uno sea facultativo, ni entendido de la materia; todos los guineanos son potenciales firmantes de los informes de decesos; el diagnóstico de todas las muertes que ocurren en Guinea de Obiang Nguema I es por la enfermedad que se venía padeciendo; nadie sabe cuál era la enfermedad, si se había agravado, si se podía haber hecho o se hizo algo más para prolongar la vida del fallecido, etc.
De un tiempo a este está habiendo una serie de muertes en los hospitales, ahora agravada por la pandemia del COVID-19, con un mismo patrón: uno o una, joven, adolescente o anciano, es llevado o se va por su propio pie al hospital aquejado de una dolencia, tras marear-le con mandarle aquí y allá, sin diagnóstico concluyente y medio abandonado le ingresan en el mejor de los casos; al cabo de dos, tres días le llevan Dios sabe dónde so pretexto de ir a hacerle unas pruebas para, dos o tres horas más tarde, llamar a los familiares anunciándoles el fallecimiento del cuerpo sin vida de su familiar y les obligan a llevárselo previo pago de las costas sin otra explicación más que la consabida: 'ha muerto por la enfermedad que venía padeciendo'; otros cuentan que algunos enfermeros con médicos de dudosa reputación suelen irrumpir de madrugada en las camas de algunos pacientes ¿preseleccionados? para practicar-les sendas inyecciones que resultan letales, horas más tarde llaman a los parientes para que vayan a evacuar el cuerpo sin vida sin otra explicación más que: "ha muerto por la enfermedad que venía padeciendo"...
Cuando se pide una explicación y algunos preguntamos qué es lo que está pasando, los voceros del régimen empiezan con su cantinela habitual que utilizan cuando no saben qué decir, de que la gente está fabulando, imputa y habla sin conocimientos, son los que acostumbran atacar al gobierno, etc; hasta los hay que sin tener ni puñetera idea de lo que pasa o si la tuvieran o quieren revelarlo; en cambio, se erigen en portavoces sanitarios del régimen para hacer cábalas y el ridículo con explicaciones absurdas si no descabelladas. En Guinea Ecuatorial no es posible hablar de lo que sea, preguntar o interesarse por cualquier asunto sin que los voceros vean y hablen de ataques y conspiraciones contra el gobierno. En cualquier país razonable, siempre hay un protocolo a seguir en los hospitales y centros de salud; desde que un paciente visita al médico y es ingresado, le registran, le abren un expediente o informe clínico donde consta el médico que decreta el ingreso, lo dolencia diagnosticada, el tratamiento a seguir, así como las pautas que los enfermeros de turno tiene que seguir para medicar-le; de esta forma se sabe lo que le suministra, todos los cambios o pruebas que le practican quedan registrados y se le tienen informados tanto al paciente como a sus parientes. En caso de un desenlace fatal, el médico principal, el ordenante del ingreso hace un informe detallado de todo el proceso durante el ingreso, los tratamientos aplicados hasta el final; al final pone la causa probable de la muerte a juicio del facultativo. Ese informe final inicial es el que dan a los familiares que pueden pedir otra autopsia en caso de duda (los que hemos perdido a seres queridos aquí en el extranjero, lo hemos vivido en primera persona y hasta hemos felicitado al personal sanitario por la atención dispensada a los nuestros, el esfuerzo ímprobo desplegado para salvar la vida de nuestro ser). ¿Cómo es posible que no seamos capaces de hacer lo mismo en los hospitales de nuestro país?
Ya sin ánimo de meterse con el régimen que tanto defienden y dicen que es lo mejor que ha podido tener el país, ¿por qué el gobierno del rey Obiang no exige a sus técnicos y expertos que trabajen con un protocolo, con transparencia, que expliquen qué es lo que hacen con los pacientes hasta que esos fallecen? ¿Por qué no firman los certificados de decesos, los informes clínicos, los médicos guineanos; por qué no publican o, al menos, dar explicación a los familiares de los fallecidos de quiénes les atendían y, en el momento de la muerte, qué es lo que le estaban haciendo que salió mal? ¿Por qué no explican previamente al paciente y a sus familiares lo que le van a hacer para que firmen el consentimiento o no, les expliquen todas las complicaciones susceptibles de las pruebas que dicen ir a practicar al paciente para así tener una cobertura legal en caso de que se compliquen las pruebas? ¿Por qué los profesionales colaboradores del régimen han preferido sacrificar sus carreras que tanto les hubo costado por subordinarse a la ignorancia real imperante? ¿Realmente no quieren hacer algo beneficioso por ese pueblo, por la, nuestra y vuestra población? ¿Por qué en lugar de entretenernos con circunloquios y anatemas, no toméis consciencia del daño que estáis haciendo al pueblo que os vio nacer, que os dio la vida y gracias a él, sois lo que sois hoy?
Además de los lamentos, lloros y desesperación expresados en los audios por parte de los parientes que están perdiendo a sus seres queridos esos días que son tantos y hago míos, especialmente me ha conmovido el testimonio de uno de mis carísimos que ha explicado cómo los pseudo-médicos que campan a sus anchas en el país le "diagnosticaron" VIH agravado con Tuberculosis; o sea, una muerte segura pero, al llegar a España resultó que todo era mentira. Como su caso, conozco a otros tantos de mala praxis y falsos diagnósticos de muchísimos médicos en el país que han estado a punto de matar a las personas y habrán matado a otros muchísimas. A una cuñada de una madrecita, la diagnosticaron un cáncer en ovarios; la extirparon toda la matriz y al final la dieron dos meses de vida como mucho; la trajo a España donde descubrieron que le habían hecho una verdadera chapuza y la habían arruinado la vida. La cuñada vive hasta ahora, más de dos años después vivirá y coleando. Otro padre de unos paisanos que habían diagnosticado Hepatitis de las malas, Hipertensión, etc; le bombardearon con un sin fin de medicamentos, hasta le decían que pidiera a las hijas que tenía en España que le mandasen medicamentos que curaban dichas enfermedades como si las farmacias aquí fueran supermercados donde se entra a comprar sin más; lo trajeron a España y no tenía nada más que la Diabetes; pasó en España más de cuatro años, con la medicación y se estableció aceptablemente...
A pesar de esas evidencias, los hay que siguen justificando lo injustificable. En vez de pretender silenciarnos o contarnos milongas y querer evitar que lloremos por nuestros muertos fallecidos de manera extraña cuando menos, ¿por qué no se persigue a todos esos intrusos que son la inmensa mayoría que manchan el nombre del gremio de los sanitarios de tantas barbaridades y atropellos? ¿Cómo es posible que a esos falsos médicos no les retiren las licencias, les prohíban que sigan matando alegremente a la gente y para el colmo siguen protegiéndolos?
¿Sabéis por qué no se persigue a los intrusos en el reino de Akoakam?: porque se retro-alimentan; el régimen necesita a los intrusos, todos esos falsos y dudosos profesionales en sanidad, educación, la iglesia, en el ejército, en el periodismo, la administración, etc, para humillar a los verdaderos profesionales haciéndoles ver que son prescindibles y que el país, su país, puede funcionar sin su aportación; por otra parte, esos intrusos se han aferrado a los puestos que ocupan como colocar-las y no piensan soltarlos, ellos defienden como gatos panzas arriba al régimen que les favorece y permite que actúen impunemente porque en condiciones normales, en un Estado razonable de verdad esos no serían ordenanzas en ningún departamento, ni alguaciles, así de claro.
Así lo pienso y así lo digo; ¿ qué os parece?
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